HAMBRE EMOCIONAL VS HAMBRE FÍSICA

¿Alguna vez has sentido la necesidad incontrolable de comer cuando estás triste, enojado o en situaciones de estrés?

Sentir hambre y tener hambre no es lo mismo. El “tener hambre” se refiere a la situación fisiológica en donde existe la necesidad de un alimento. Sin embargo, el “sentir hambre” es la acción de comer para consolar o silenciar una emoción. Esto se conoce como hambre emocional

Múltiples razones pueden conducir a tener un hambre emocional: insatisfacción laboral, sentimental o social, estrés, ansiedad, aburrimiento, entre otros.

Para poder identificar si se tiene hambre emocional o hambre física, es recomendable observar un momento la situación y ser conscientes de las razones por las cuáles se va a comer. Para esto, hay que establecer las diferencias entre ambas:

HAMBRE EMOCIONAL

1.- Es repentina : en un momento no estás pensando en comida y al siguiente te comienzan a dar antojos urgentes. 

2.- Es por un alimento específico: El antojo es por un alimento específico: chocolate, papas, hamburguesa. El hambre emocional es por alimentos específicos otros no harán nada por calmar esa hambre.

3.- Es del cuello para arriba: el hambre emocional empieza en la boca y en la mente. Tu boca quiere degustar la pizza o la dona. La mente gira alrededor del alimento soñado.

4.- Es urgente: a la persona le urge comer inmediatamente para tranquilizar el sentimiento.

5.- Va de la mano con una emoción: Ya sea que estés triste, estresado o ansioso, aburrido, etc. El hambre emocional suele dispararse por una emoción negativa.

6.- Ocurre por necesidad física: Ocurre porque han pasado 3, 4 o 5 horas de tu última comida. Se experimenta baja energía.

7.- No siente la señal de saciedad: La persona está tan enfocada en el sabor y el placer que suele comer demás y puede comer compulsivamente.

8.-Sentimiento de culpabilidad al acabar: La paradoja de la alimentación emocional es que la persona come para sanar una emoción negativa y finalmente acaba sintiéndose peor.

 HAMBRE FÍSICA

1.- Es gradual : el estómago comienza a sentirse vacío, a la hora sientes que hace sonidos. El hambre física va dando señales físicas de que es hora de comer.

2.- Se acepta cualquier tipo de comida: Puede que tengas preferencias por ciertos alimentos, pero el hambre real es flexible. Estás abierto a alternativas porque tu hambre es real.

3.-Se basa en el estómago: El hambre física se reconoce por sensaciones del estómago. Se siente un vacío y sonidos.

4.-Es paciente: este tipo de hambre te sugiere que comas pronto, pero no se siente como una urgencia total

5.-Ocurre por necesidad física: Ocurre porque han pasado 3, 4 o 5 horas de tu última comida. Se experimenta baja energía.

6.-Involucra la consciencia a la hora de comer: Estás consciente de la comida, del tenedor, de las sensaciones de saciedad.

7.- Paras cuando estás satisfecho: el hambre física es un deseo de alimentar el cuerpo. Tan pronto como se presenta la sensación de saciedad paras de comer.

8.-Ve la alimentación como algo esencial: Cuando la alimentación se basa en algo físico y con finalidad de nutrir y alimentar, no se presenta sentimiento de culpa. La persona sabe que comer es tan esencial como respirar.

Existen ciertas maneras para poder definir las razones del hambre emocional y aprender a escuchar nuestro cuerpo. Una vez que reconozcas un patrón, hay que desarrollar una estrategia para romperlo.

a) Llevar un diario alimentario nos permite analizar los momentos de mayor vulnerabilidad y la manera en que lo proyectamos en la comida. Lo recomendable es responder las siguientes 3 preguntas:

o Ante qué situaciones tengo hambre emocional? Ej: soledad, estrés, discusiones

o Qué suelo comer en estos momentos? Dulces, comidas chatarras, etc.

o ¿Cómo me siento después de comer? Con culpa, con inflamación o con más ansiedad.

b)  Consultar con profesionales: psicólogo y nutriólogo. El hambre emocional se soluciona en conjunto, trabajando en las emociones y conociendo los beneficios de una alimentación equilibrada y personalizada para evitar tener un déficit nutricional.

c)  Solucionar la raíz del problema y no prohibirnos comer. Por ejemplo: Si comes debido al estrés, aprende a eliminar ese estrés. El yoga, la meditación y el ejercicio regular pueden ayudar a reducir los niveles de estrés. Además, sensibilizar con actividades que disfrutemos y nos causen placer.

Recuerda que comer para silenciar una emoción solo soluciona el problema temporalmente, mientras que aprender a ser consciente de nuestras emociones nos ayuda a tomar mejores decisiones en cuanto a tu alimentación,  a tener una relación saludable con la comida y además de que será más fácil llegar a tu objetivo deseado 

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